De aspecto delgado, barba, cabello blanco y unos lentes cuadrados que enmarcan una mirada pesada pero perdida, el artista francés de 51 años, Patrick Tresset se cansó un día de dibujar, pero no del arte, y fue ahí cuando decidió usar su conocimiento como informático y fusionarlo con todo lo que había aprendido en su época de retratista.
Actualmente, se define como un artista que no pinta, sino que diseña tecnología capaz de vaciarse de manera obsesiva en algo tan complejo como lo es el dibujo. Su obra ha sido exhibida en diversos espacios como el Centro Pompidou, en París; el Museo de Israel; en el BOZAR, en Bruselas; el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Corea del Sur, entre otros.
Ahora participa en la segunda edición de Talent Land 2019.
¿Cuándo iniciaste con este proyecto?
Bueno, este mecanismo en particular se llama Human Study #1. Decidí crearlo porque llegó un punto en el que me aburrí de dibujar, ya llevaba 14 años haciéndolo y quería encontrar una manera de tomar distancia de mi trabajo para poder apreciarlo con sinceridad.
¿Cuánto tiempo tardaste en diseñar este artefacto?
Casi 10 años. Había muchos detalles que quería mejorar, como el tiempo de elaboración del dibujo el cual solía ser de 40 minutos, por lo que era difícil para las personas quedarse quietos todo ese rato. Ahora tan solo es de 20, más fácil ¿no?
En pocas palabras, ¿cómo funciona este mecanismo?
Bueno primero necesitamos que una persona ocupe el lugar central, el cual tiene tres diferentes brazos mecánicos con sus respectivas cámaras apuntando hacia ellos. Los cuerpos de estas máquinas son escritorios de la vieja escuela sobre los cuales se fija el papel en donde se hará el dibujo. Cada brazo tiene una pluma con la cual trazan el retrato. Si bien existen tres robots que dibujan al mismo tiempo, cada uno está calibrado y acomodado de una manera distinta respecto al humano con el fin de conseguir resultados completamente diferentes.
Y después de que todo termina, ¿qué haces con los retratos?
La mayoría de las veces procuro quedármelos, usualmente si alguno de los modelos lo pide le regaló uno de todos los que se generaron. Esto porque, al final de cuentas, la ilustración, junto con la tecnología responsable de su creación, son míos. Son mi concepto. Y al mismo tiempo, siguen siendo información acerca de cómo ha evolucionado la máquina y bajo qué parámetros puede ser más realista o, al contrario, más experimental.