¿Quién dijo que la cultura, el arte y la tecnología, no pueden convivir en un mismo lugar? El Museo Tamayo logró reunirlos.
Desde la ciudad de México viajó a Campus Party, el bus del museo, un taller ambulante para proyectos de arte, ciencia y tecnología.
Uno de los talleres que imparten es Bioarte: los talleristas cultivan sus propios microorganismos previamente almacenados en cajas Petri, les agregan un colorante para observarlas en el microscopio y los dejan crecer. Unas cuatro horas después el microorganismo crece, el color lo hizo cambiar al conseguir formas espontáneas que el tallerista no podría haber planeado.
El resultado es una obra de arte en la que el artista fue un campusero y su materia prima un organismo vivo.
Foto: Luis Vega Taller bioarte
Otro espacio del bus Tamayo utiliza un objeto tradicional mexicano con un sistema de ingeniería básica como medio de entretenimiento aerodinámico: drones de cantoya . Los participantes crean su propio globo de cantoya con papel de china de distintos colores junto a su creatividad y una vez que lo terminan lo hacen surcar los aires.
Cada equipo hace dos drones, uno se lo llevan a casa y el otro se queda en exhibición como parte de una gran instalación de globos que forman un galería de arte. Cuando el visitante entra a la galería hecha con globos drones encuentra piezas de la colección de arte Tamayo que se ha formado estos días con piezas de los talleres.
En sociedades con cierta antipatía al arte, el Museo Tamayo está innovando en las formas de acercarnos a ella.
El bus del Museo Tamayo está cerca de los escenarios gamer y workshop y ofrece seis talleres por día con distintas temáticas. Aparécete por ahí y en cuanto se reúnan suficientes interesados abrirá el taller.